domingo, 9 de noviembre de 2008

Al final de la escalera

Tu sabes que es para ti, venerada diosa
Esperare en la paciencia de mis nudos

Descansare sobre tus pechos suaves y dulces

No me preocupare sobre lo burdo o fatuo

Arremolinare sobre mis dedos a tu vientre

Las palmas de mis manos tocan tus piernas tersas

Vida tiene tus manos que tocan y presionan

Tus piernas se envuelven con las mías como cobras

Me hablas al oído y mis ojos no te hallan

Se encuentran nuestros labios y los tuyos gimen

Al pie de la escalera, tu silueta brilla

Tus dedos se adentran más a mí, me acechan

Te mueves como un pez y yo beso tu alma

Te posas sobre mí y siento tus muslos tercos

Nos tocamos las manos y me miras a leguas

Elevas tus oscuros cabellos a mis codos

Escalamos una gran montaña sin tregua

Toco tus hombros y beso tu oído con pasión

Junto tus rodillas con las mías para sentirte

Y en mi corazón y mi mente, miles de incos

Veo el cielo, la luz, la nada, lo inerme

Escalo las montañas envuelto en mil dunas

Enormes valles con leve vegetación tibia

Profundos abismos y finos caminos llanos

Para encontrar bosques agrietados y minas

El dulce fruto como un durazno muy fresco

Me elevo a los cielos y contemplo dioses

Tus pies albos se elevan como nubes negras

Y siento tus muslos en mis hombros dando voces

Veo el cielo otra vez, sintiendo punzadas

Encoges tu cuello y tus piernas, besándome

Te elevas al cielo al cielo y caes en zancadas

Mis dedos tocan tu espalda blanda a volver

Piso firme el suelo y me abrazas sutil

Firme avanzas y elevas el rostro, tu ser

El cielo es mi amigo, me siento en el, sol

El frió sudor como una vereda verde

Zigzagueo la palma de tus pies a lo alto

Y hacías mis cotados con mucha firmeza

Luego culmino recostándome a tu lado

Dormimos por temor al final de la escalera

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